Non ti piace? Non importa! Puoi restituircelo entro 30 giorni
Non puoi sbagliarti con un buono regalo. Con il buono regalo, il destinatario può scegliere qualsiasi prodotto della nostra offerta.
30 giorni per il reso
El narrador de esta historia, un joven pintor madrile?o de familiaacomodada y afiliado al Partido Comunista, rememora, a modo de urgente confesión que posiblemente se deba a sí mismo, y en la que a ratosparece justificarse, los pasos que le han llevado al último trayectode su relación con Michel. Michel, el hombre maduro, de cincuenta ytantos, obrero especializado, con la solidez de un cuerpo de campesino normando, el hombre que lo acogió en su casa, en su cama, en su vidacuando el joven pintor se quedó sin techo en París, Michel, cuyaentrega sin fisuras le devolvió el orgullo y lo libró del desamparo,hoy agoniza en el hospital de Saint-Louis, atrapado por la plaga, laenfermedad temida y vergonzante. En el principio fueron los díasfelices, los paseos por las calles de París, las copas en elcafé-tabac mientras duraba el sueldo, el alcohol y el deseo, el placer de amarse sin más ambición que la de saberse amados. Pero, pronto,los lienzos arrinconados en el modesto apartamento de Michel lese?alan al joven que sus aspiraciones están muy lejos de esahabitación sin luz, de una relación de patio trasero que comienza aquebrarse a la vez que se acentúan los efectos de las procedenciasdesiguales, las diferencias de clase, de edad y de formación, pese ala firme convicción de Michel de anteponer a todo un amorindestructible y eterno... aunque también posesivo y asfixiante.Rafael Chirbes dio por terminada Paris-Austerlitz en mayo de 2015,meses antes de su fallecimiento, tras veinte a?os de escrituraabandonada y retomada intermitentemente. A ese riguroso y exigenteempe?o debemos una historia que indaga en las razones del corazón, tan espurias en ocasiones como irrenunciables, sin asumir como cierta lanaturaleza consoladora del amor o su fuerza redentora, enfrentándosecon valentía a la posibilidad de que, aunque nos pese, el amor no lovenza todo.