Non ti piace? Non importa! Puoi restituircelo entro 30 giorni
Non puoi sbagliarti con un buono regalo. Con il buono regalo, il destinatario può scegliere qualsiasi prodotto della nostra offerta.
30 giorni per il reso
De ti ha dicho mi corazón:«Busca su rostro».Sí, tu rostro, Señor, es l o que busco;no me ocultes tu rostro,no rechaces irritado a tu siervo.- Salmo 27, 8-9.«He intentado presentar al Jesús de los Evangelios como el Jesús real, como el "Jesús histórico" en sentido propio y verdadero . Estoy convencido, y confío en que el lector también pueda verlo, de que esta figura resulta más lógica y, desde el punto de vista históric o, también más comprensible que las reconstrucciones que hemos conocid o en las últimas décadas. Pienso que precisamente este Jesús -el de lo s Evangelios- es una figura históricamente sensata y convincente.Sólo si ocurrió algo realmente extraordinario, si la figura y las palabras de Jesús superaban radicalmente todas las esperanzas y expectativas de la época, se explica su crucifixión y su eficacia. Apenas veinte años después de la muerte de Jesús, encontramos en el gran himno a Cristo de la Carta a los Filipenses (cf. 2,6-11) una cristología de Jesús tot almente desarrollada, en la que se dice que Jesús era igual a Dios, pe ro que se despojó de su rango, se hizo hombre, se humilló hasta la mue rte en la cruz, y que a Él corresponde ser honrado por el cosmos, la a doración que Dios había anunciado en el profeta Isaías (cf. 45,23) y q ue sólo Él merece.La investigación crítica se plantea con razón la pre gunta: ¿Qué ha ocurrido en esos veinte años desde la crucifixión de Je sús? ¿Cómo se llegó a esta cristología? En realidad, el hecho de que s e formaran comunidades anónimas, cuyos representantes se intenta descu brir, no explica nada. ¿Cómo colectividades desconocidas pudieron ser tan creativas, convincentes y, así, imponerse? ¿No es más lógico, tamb ién desde el punto de vista histórico, pensar que su grandeza resida e n su origen, y que la figura de Jesús haya hecho saltar en la práctica todas las categorías disponibles y sólo se la haya podido entender a partir del misterio de Dios?»Benedicto XVI